Cuándo cambiar de la cuna a la cama junior

Tu pequeño ha aprendido a voltearse, sentarse y caminar a su propio ritmo, y cambiarlo a una cama junior no va a ser diferente. No hay una edad ideal en la que ocurre. Mientras que la mayoría de los pequeños se despiden de la cuna alrededor de los dos años y medio, algunos lo hacen a los 18 meses y otros a los 3 años y medio. Pero a diferencia de esto, esto depende básicamente de ti y de tu bebé.

Ahora, lo importante es ¿Cómo puedes saber si tu hijo está realmente listo? Aunque no existe una fórmula, los expertos sugieren que estés pendiente de ciertas señales para saber cuál es el momento ideal y también para hacer que el cambio sea lo más fluido y libre de estrés posible.

Presta atención a las señales

La indicación más clara de que es hora de pasar de la cuna a la cama junior de  es que tu bebé se sube por la barandilla, ya que hacerlo puede suponer un riesgo grande. Primero intenta alentar a tu bebé de que se quede en la cuna cuando empiece a escalar, aunque colocar almohadas fuera de la cuna te puede ayudar a tener más seguridad, por si acaso. Otra señal es que tu bebé golpee la barandilla mientras duerme, que significa que se va sintiendo limitado en el espacio de la cuna.

También puede ver a un amigo o un hermano mayor usar la cama junior y pedirte hacer el cambio, podría ver a un amigo o un hermano mayor usando una cama junior y expresar interés en hacer el cambio. Otra forma de medir su preparación: ver qué tal va hacer una siesta en la cama de otra persona. Si funciona sin problemas, probablemente haya llegado la hora.

Tenga en cuenta que, si tu hijo está durmiendo bien y parece contento en su cuna, está bien que se quede allí. Pasar a una cama junior de manera prematura podría ser contraproducente y provocar a toda la familia noches de insomnio. Evita apresurar las cosas si estás pensando en traer un nuevo bebé y necesitas espacio libre en la cuna. Este cambio brusco podría provocar que se enfade con el bebé que viene y tenga sentimientos negativos hacia su nueva cama. Si te encuentras en esa situación, puedes utilizar una cunita de viaje para el recién nacido.

Preparación para el cambio

Dependiendo de la personalidad de tu bebé, es posible que quieras hablarle sobre su nueva cama junior antes de que pase ese cambio. Algunos niños necesitan mucha preparación para estos cambios, mientras que otros se adaptan perfectamente. Asegúrate de que el cambio no coincida con ningún desajuste importante en su rutina de descanso, como mudarse a una nueva casa o empezar preescolar. Un gran cambio a la vez es suficiente.

Una vez que hayas abordado el tema, haz que tu peque se acostumbre a la idea leyendo libros para niños que traten este tema (hay varios disponibles) y convenciéndole de lo bueno que será (“Tendrás más espacio en tu cama para mayores”) También infórmale sobre la decisión llevándole a comprar nuevas sábanas o un edredón a su gusto.

En cuanto a la cama junior en sí, debes tener en cuenta algunas consideraciones a la hora de elegir la que más se ajuste a tu bebé. Todas las camas para niños deben cumplir con ciertas normativas. Una vez tengas claro esto, tu elección se reduce a consideraciones de estilo, presupuesto y espacio. Si estás usando una cuna convertible, puedes reconfigurarla en una cama para niños pequeños; tu pequeño apenas notará la diferencia. Muchos padres eligen camas junior porque están cerca del suelo para facilitar el acceso y algunos tienen diseños adaptados para los niños (autos de carreras, selvas, juegos o princesas, etc.) que pueden facilitar la transición. Aun así, puede decidir ir directamente a una cama grande o incluso una cama doble que tu (ahora) pequeño pueda usar en el futuro. También es una buena idea colocar una barandilla lateral para evitar que se pueda caer mientras duerme.

Trae la cama

Independientemente de si vas a hacer una especie de fiesta el día del cambio como si quieres que sea algo un poco más discreto, intenta que la zona de descanso de tu peque sea lo más familiar y segura posible. También es importante mantener una rutina a la hora de acostarse. Si es posible, coloca la cama junior exactamente donde estaba la cuna, y no olvide su manta o juguete especial.

Una cosita: Tarde o temprano, tu pequeño abrazará esa nueva libertad y viajará fuera de su habitación a horas en las que debería estar dormido.  Para acabar con este patrón, acompáñalo tranquilamente a la nueva cama junior. Dale un incentivo para quedarse (como su desayuno favorito por la mañana) y una consecuencia negativa para las repetidas escapadas (quizá quitándole temporalmente uno de sus juguetes preferidos). Para los vagabundos crónicos, podrías considerar instalar una puerta de seguridad en su entrada. Ten en cuenta que bloquear la puerta puede asustar a un niño, pero cerrar una puerta simplemente le indica que es hora de acostarse. Si eres coherente con tu forma de reaccionar, poco a poco conseguirás los objetivos.

Si después de unos días descubres que la nueva cama junior no está funcionando bien para tu peque, simplemente vuelve a colocarlo en la cuna uno o dos meses más. Llegará el momento del cambio, y no tiene sentido que ninguno de vosotros lo pase mal mientras tanto.

Originalmente publicado en la edición de abril de 2013 de la revista Parents.

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